Artículo publicado en el numero 37 de la revista más que madera
Cada vez que arde una vivienda sale a colación la palabra madera. Seguramente en el imaginario popular pensamos en la leña con la que calentamos nuestros hogares durante siglos y por eso no nos parece un elemento apropiado para nuestro hogar.
Sin embargo, en una vivienda hay materiales mucho más inflamables. Véase telas y materiales plásticos, derivados
del petróleo, primos hermanos de los combustibles que mueven nuestros vehículos
(elementos habituales en la decoración de nuestras viviendas); la grasa que se
acumula en nuestras cocinas o el aceite de freír un simple huevo frito.
Los incendios en viviendas
provocaron 116 muertes en 2014, según datos de la Asociación Española de
Sociedades de Protección contra Incendios, TECNIFUEGO-AESPI, publicados en El
País(se pueden leer en este enlace). Las principales causas de estas muertes han sido
los aparatos productores de calor (29%), el estado deficiente del sistema
eléctrico y los cigarros mal apagados. El
dormitorio y el salón han sido las estancias de la casa donde se han producido
la mayor parte de los incendios.
Como pueden comprobar, nada tiene que ver el fuego con la estructura de
las viviendas, ya sea esta de madera o de cualquier otro material.
Hay un artículo muy bueno de AITIM,
Asociación de Investigación Técnica de las Industrias de la Madera que habla
del Comportamiento al fuego de las
estructuras de madera. Pueden leerle entero en su portal web. Nosotros aquí
queremos resaltar algunas ideas de este documento:
Los incendios comienzan y se
desarrollan por causas externas a la estructura pero acaban destruyendo ésta y
el edificio. Muy pocos edificios
que sufren un incendio pueden aprovechar su estructura posteriormente ya que
las elevadas temperaturas alcanzadas en un incendio plenamente desarrollado
modifican profundamente la estructura interna de los materiales, ya sea acero,
hormigón, ladrillo o madera.
La desaparición de los grandes incendios de las ciudades en el mundo
occidental es consecuencia de la puesta en marcha de servicios de extinción:
bomberos, bocas de incendios, canalizaciones de agua, camiones, etc. Nada tiene
que ver el material de construcción.
Hay dos conceptos que se
confunden cuando hablamos de materiales y fuego. Reacción al Fuego y Resistencia al Fuego.
La reacción al fuego hace
referencia a la combustibilidad del material; la resistencia mide el tiempo en
el que los elementos de una vivienda siguen cumpliendo su función en el
edificio: puertas, tableros, vigas, forjados, etc. Estas funciones son la capacidad portante (R), la Integridad del
elemento (E), el aislamiento (I) y la capacidad de cierre (C) ante un fuego y
se definen en la normativa, reglamentos o códigos de construcción.
Las estadísticas demuestran que los edificios con estructura de madera
arden tanto como los de estructura de acero o de hormigón con la diferencia de
que la estructura sí aporta combustible al incendio y puede perjudicar en
cuanto a su expansión
En la combustión de la madera es fundamental su volumen: piezas
delgadas arden con facilidad mientras las gruesas son más resistentes. Por ese
motivo, las estructuras pesadas pueden dejarse vistas, mientras que las ligeras
se recubren de materiales incombustibles.
En un incendio, esas estructuras pesadas, las vigas de madera, van a
arder muy lentamente, manteniéndose en pie mucho más tiempo que una viga de
otro material, permitiendo así una mejor evacuación de la vivienda.
La razón de este proceso lento de destrucción es su baja conductividad
térmica que hace que aumente la temperatura solamente en la superficie
permaneciendo el interior, más estable, retrasando así el proceso de combustión.
Es una de las paradojas y de los
milagros de este material: el mejor aislante que nos protege del frío y del
calor, pero también un material combustible cuando le damos ese uso. La carbonización superficial que se produce en
la madera impide, por una parte la salida de gases y por otra la penetración
del calor. Como en el caso anterior se retrasa el proceso de combustión al
quedar protegida la parte interior de las piezas estructurales por las capas
superficiales carbonizadas. Al ser despreciable su dilatación térmica no
desestabiliza las estructuras y no las deforma
Muy poco tiene que ver la estructura de un edificio con el comienzo del
fuego y su desarrollo. En la mayor parte de las viviendas, la estructura no
está a la vista, sino recubierta por cemento, yeso u otros elementos
decorativos. Para que se inicie y se desarrolle un incendio debe haber materiales
combustibles, oxígeno (aire) y una fuente de calor.
Si está pensando en construir una
vivienda, en ACEMM estamos convencidos de que la madera es el mejor material;
por su belleza y, sobre todo, por sus excepcionales condiciones como material
aislante que le harán ahorrar mucho dinero en la factura de calefacción y aire
acondicionado.
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